Éste se ha vuelto un mundo lleno de críticas destructivas, en
el que se está perdiendo el lado humano, ¡el lado hermoso de nuestra especie!
Si somos los seres más
inteligentes en este planeta, ¿por qué insistimos en denigrar, marginar a los demás por ser diferentes a nosotros? ¡En la diversidad está la belleza de nuestro
planeta! Qué sería de este mundo si todos fuéramos iguales. ¿No sería aburrido?
¿No sería monótono?
Estamos en un mundo en el que desde pequeños se nos enseña
que nos debemos defender a golpes si nos hacen daño, que debemos ser los que
lideren el grupo no importando si tenemos que hacerle más difícil el camino a
otros compañeros, que debemos ser los más populares, los que tienen más novias
o más enamorados, los que sacan las mejores notas sin importar que nos copiemos,
los que tienen las más grandes fiestas, los que tienen el mejor cabello, los
mejores ojos, lo más altos del grupo, los más fuertes…y podemos seguir con eso.
Estamos en un mundo en el que por causa de esta presión, que
tenemos desde pequeños, de sobresalir a toda costa, no importando a quienes
dejamos en el camino, somos seres infelices y acomplejados - así de sencillo. Y es cuando empezamos
a criticar porque fuimos criticados, empezamos a destruir porque fuimos
destruidos, empezamos a denigrar a los demás porque así nadie podrá ver que
estamos rotos por dentro. ¿Es éste el mundo que queremos para nuestros hijos?
Estamos en un mundo en que somos tan críticos de lo exterior
que nos olvidamos de conservar íntegramente nuestro interior. ¡Es momento de
cambiar, y me incluyo! Esto es sólo una cadena viciosa que podremos romper uno
a uno y cambiar corazones con el ejemplo.
¡Ahora es
cuando! Si no empezamos nosotros mismos, nadie va a comenzar. No destruyamos a más personas, algunas sufren tanto que deciden
quitarse la vida, y con esto llenamos de oscuridad a tantas familias.
Es hora de ir pintando el mundo nuevo que queremos dejarle a nuestros hijos, que éste sea nuestro más grande aporte...un mundo en el que combatimos la indiferencia, la destrucción a nuestra misma especie!
¡Yo quiero para mis hijos un mundo
soñado, en el que todos apreciemos nuestras diferencias, aplaudamos los logros
ajenos, veamos el corazón de las personas y no su físico, un mundo en el que
trabajemos en equipo, seamos corteses al manejar, nos divirtamos en familia,
ayudemos a los demás!
¿Y vos?
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